lunes, 24 de septiembre de 2007

No soy (...fluir de conciencia)

De ningún punto de vista soy el sueño de la rubia platinada perfectamente distribuida en un elegante metro ochenta a la que le bastan 58 centímetros para medir su cintura. Padezco del mal de la memoria corto placista, cuya función es destruir todo vestigio de conocimientos tales como fechas y personajes históricos. Aún así me doy el lujo de pensar que no tengo la cabeza de adorno. En cambio, tengo disco duro para preguntarme por qué las pastillas antinconceptivas tienen nombre de topletera (Yasmín, Diane, Neolette, etc). He intentando mil veces convertirme en una mierda de persona y otras mil más me he tenido que dar por vencida( tal vez no soy lo suficientemente perseverante). Niego mi sensibilidad porque la encuentro siútica y simplemente me da arcadas. Cuando estoy triste pienso que sentir es la madre de mis problemas, pero igual me inyecto una buena dosis de música cebolla encubierta. En una preciada servilleta, tengo una lista de cosas factibles poco probables, encabezada por un lindo mural con el mapa del mundo que cubra todo el techo de mi pieza. No padezco el síndrome de Electra, pero no puedo evitar sentir una inmensa ternura al ver a mi papá tratando de entender qué toallitas comprar en la farmacia. Cargo con mis palabras lentas y mis abrazos largos. Soy prejuiciosa con la gente que escucha mala música. Me desilusionan las frases emitidas como acto reflejo y las huelo a los lejos. A veces, cuando meto la pata, la meto hasta el fondo y lo peor es que lo hago conciente. Y sí, me creo víctima de un dios frágil temperamental.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Un mucho poco

A mí eso de las fechas fiesteras me andan importando bastante poco. Poco es una palabra que he estado usando mucho, para que vea. Mientras menos planeo mi vida, más posibilidad de sorpresa que acumulo para seguir participando. Tengo la sospecha de que las alegrías inesperadas son más alegres que las otras. Esa es la nueva política de esta empresa. La magia está en no creer. Además, con esto de ser insípida me ha ido re bien, no me hago ilusiones con nada ni con nadie, lo que se traduce en un ahorro considerable de producción de mala sangre ¡qué mejor! Según yo, la decepción (en sus grados bajos-medios-altos) tienen como consecuencia la frustración o el acostumbramiento. Resulta que la segunda me acomoda más.
Entonces, sí, podría hablarse de mí como un producto de "La era del vacío" de Lipovestky, aunque todavía me faltan algunos rasgos que completen el perfil, pero estamos trabajando por usted. Así es que, un muy poco efusivo ¡feliz 18!

domingo, 9 de septiembre de 2007

Dos con cincuenta y dos

Voy a decirte que pensé que sería más difícil condensarte en dos minutos con cincuenta y dos...y sabes? El minuto treinta fue perfecto para cambiar de canción. Estás en un bolsillo. A alguien o a nadie voy a contarle que de herencia saqué un tejado de vidrio del que no me despego. Es más, es probable que eso sea lo que me pesa en el bolsillo. Debería estar muy agradecida. Me dicen por interno que ya es hora. Hace rato que lo es.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Alteraciones del sueño

Tengo poca conciencia de sueños tan reales que me hayan hecho buscar a alguien debajo de mi cama. Te abrazaba tanto como si mi piel quisiera absorberte, me mirabas con esa cara de perrito y, como siempre, yo te hacía cariño en la cabeza como si con eso pudiera quitarte todas las penas, a prueba de este cariño catárquico. Después de tanto tiempo y tanto olvido, todo era lo mismo o reciclado. No hubo diálogos. Nunca necesitamos hablar mucho.
Voy a botar la boleta en donde escribí esto a las 8.46 am, como todo lo que he botado. El pisco provoca alteraciones del sueño y resucita por minutos a los muertos, supongo.