El fin de semana pasado las noticias en Chile parecieron ponerse en stand by, especialmente en televisión. Se hacía fácil confundir los noticieros con una cadena nacional. Desde TVN a Canal13 cubrían el cortejo fúnebre del General Director de Carabineros, José Alejandro Bernales, y los cinco otros muertos del accidente aéreo en Panamá. Los mismos enfoques, los mismos entrevistados y hasta las mismas imágenes captadas por las cámaras.
Entonces, ¿nada más pasaba en el país? Hechos como el paro de camioneros –iniciado por la inconformidad respecto de las medidas anunciadas por
Asimismo, ¿es posible creer que los llamados pingüinos están acongojados? ¿Será que los trabajadores forestales que participaron en las manifestaciones de 2007 lo consideran un héroe? ¿Estarán los mapuches del sur conforme con su desempeño como jefe de
Luego de una sobredosis de biografías de Bernales tristemente musicalizadas, el énfasis en las ocho mil personas que asistieron a la misa y las cincuenta mil que escoltaron a la caravana mortuoria, queda la sensación que los 16 millones de chilenos sufrían, por igual, su pérdida.
Pero si le damos una segunda vuelta, queda de manifiesto que los medios de comunicación tienen una necesidad imperiosa de apelar a las emocionalidad del público y asombra su capacidad de sensibilizarse con el dolor ajeno cuando existe rating de por medio.
Hoy la imagen casi santificada de José Bernales se separó de la imagen de la institución. Por lo tanto, es probable que mañana los carabineros vuelvan a ser los “pacos” de mierda.