miércoles, 4 de junio de 2008

Título pendiente

El fin de semana pasado las noticias en Chile parecieron ponerse en stand by, especialmente en televisión. Se hacía fácil confundir los noticieros con una cadena nacional. Desde TVN a Canal13 cubrían el cortejo fúnebre del General Director de Carabineros, José Alejandro Bernales, y los cinco otros muertos del accidente aéreo en Panamá. Los mismos enfoques, los mismos entrevistados y hasta las mismas imágenes captadas por las cámaras.

Entonces, ¿nada más pasaba en el país? Hechos como el paro de camioneros –iniciado por la inconformidad respecto de las medidas anunciadas por la Presidenta en cuanto al alza del combustible- se postergaron a un segundo plano. Lo mismo ocurrió con la interrupción en el suministro de gas argentino, justo en un período en que las temperaturas empiezan a descender bajo cero. Al parecer a los espectadores no les importaba, o al menos así lo hacían creer lo medios. Todos plegándose a este pésame nacional, todos coincidiendo en homenajes que destacaban el lado humano de las víctimas, todos reconociendo la cruda y mal remunerada labor de Carabineros. Pero, ¿desde cuándo tanta empatía entre prensa y Carabineros? Retrocediendo solamente hasta el 21 de mayo recién pasado, los periodistas en masa repudiaban el actuar de la policía debido a la grave agresión conferida al reportero gráfico Víctor Salas (EFE), quien cubría las actividades de la cuenta presidencial. Corresponsales chilenos y extranjeros declararon que las conversaciones con Bernales respecto al trato con los periodistas no sirven de nada. Es más, anunciaron acciones legales.

Asimismo, ¿es posible creer que los llamados pingüinos están acongojados? ¿Será que los trabajadores forestales que participaron en las manifestaciones de 2007 lo consideran un héroe? ¿Estarán los mapuches del sur conforme con su desempeño como jefe de la IX zona de Carabineros de la Araucanía?

Luego de una sobredosis de biografías de Bernales tristemente musicalizadas, el énfasis en las ocho mil personas que asistieron a la misa y las cincuenta mil que escoltaron a la caravana mortuoria, queda la sensación que los 16 millones de chilenos sufrían, por igual, su pérdida.

Pero si le damos una segunda vuelta, queda de manifiesto que los medios de comunicación tienen una necesidad imperiosa de apelar a las emocionalidad del público y asombra su capacidad de sensibilizarse con el dolor ajeno cuando existe rating de por medio.

Hoy la imagen casi santificada de José Bernales se separó de la imagen de la institución. Por lo tanto, es probable que mañana los carabineros vuelvan a ser los “pacos” de mierda.